El lado oscuro de la FIFA

La Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA) ha estado durante 117 años de vida muy pero muy cerca de la polémica y las decisiones cuestionables e incluso fuera de la ley en diversas ocasiones.

El reciente castigo a México por emitir el grito homofóbico “Puto” por parte de la afición azteca, trajo consigo el debate sobre si la FIFA se maneja con una doble moral al otorgarle y reafirmar como sede a un país que abiertamente repudia la diversidad sexual e incluso no respeta los derechos humanos y por otro lado, sanciona de manera ejemplar la conducta de una afición que agrede con un grito a todas luces homofóbico.

Sin embargo, este no ha sido el primer escandalo que posiciona al ente rector del futbol mundial como un organismo oscuro. La historia se ha encargado de juzgar y evidenciar a la FIFA con un rigor implacable.

João Havelange y el inicio del marketing deportivo ¿o la corrupción deportiva?

En los años 70, la FIFA no gozaba de las ganancias millonarias, el personal tan extenso y la cantidad de federaciones a su disposición con las que ahora cuenta. Tampoco se había desarrollado el mercado globalizado, ni los jugadores eran unos rockstars como lo son ahora y los clubes en su mayoría, cumplían un rol meramente social, cultural y deportivo para sus comunidades.

Pero el año de 1974 vería llegar a un brasileño hijo de un inmigrante belga comerciante de armas en Rio de Janeiro, ese hombre se convirtió con los años en mito, oscuro y hasta personaje de culto. ¿Su nombre?, João Havelange, presidente de la FIFA que inauguró las promesas de la diversificación del futbol a través de los votos de los países pequeños. Ese que “revolucionó” el balompié mediante “estrategias” nunca antes vistas en aquellos años.

Foto: IG FIFA

Según el libro “Tarjeta roja” de Ken Bensinger sobre la remembranza de la corrupción deportiva, Horst Dassler, hijo del creador de Adidas, y el joven publicista británico Patrick Nally le propusieron a Havelange en aquel 1974, un modelo de negocio creado a partir de atraer a grandes marcas corporativas que invirtieran en el futbol a cambio de un acuerdo de patrocinio con larga duración y que involucrara a la Copa del Mundo y otros productos mediante una empresa que adquiriría estos derechos y luego los vendería a las mismas marcas corporativas con un margen de ganancia muy superior.

Con este modelo, João fue cumpliendo sus promesas de duplicar las plazas en la Copa del Mundo (plazas prometidas a Africa, Asia y Oceanía), además de crear los mundiales juveniles y el mundial femenil.

La maquinaria funcionaba a la perfección y por tanto João Havelange se reelegía sin problema alguno. La FIFA se embolsaba grandes cantidades de dinero y el mandamás brasileño les retribuía a los miembros de la asociación “prestamos blandos y pocos supervisados”, según escribe Besinger, “Dicho en pocas palabras, cambiar efectivo por votos”, clarifica el autor.

¿Un modelo de recolección de votos similar al del actual presidente de la FIFA, Gianni Infantino?. Muy extraño pero hay que seguir.

Todo era orquestado por una firma llamada International Sport and Leisure (ISL), fundada por Dassler a principios de los ’80, luego de romper su vínculo con Nally. Al modelo de negocio se le agregó luego los derechos de televisión, que empezaban a ser un activo muy valioso por el avance de las tecnologías de transmisión.

La burbuja estalló en mayo de 2001 ya con Joseph Blatter como presidente de la FIFA, cuando ISL se declaró en bancarrota en el cantón suizo de Zug. Se había comprometido en 1996 a pagarle a la FIFA unos 1,600 MDD por los derechos comerciales y televisivos de las Copas Mundiales de 2002 y 2006, pero la firma se había quedado sin liquidez tras haberse extralimitado en múltiples acuerdos.

Primero la entidad presentó una demanda contra la empresa acusándolos de ‘sospecha de fraude’, ‘malversación de fondos’ y ‘administración comercial desleal’. Sin embargo, Blatter fue reelecto en 2002 y retiró la denuncia a ISL en 2004. Una jugada muy sospechosa que motivó a una investigación profunda y dejó al desnudo los métodos de gobernanza de Havelange. Un fiscal suizo llamado Thomas Hildbrand se topó con un oscuro pasado.

Como el soborno comercial no era un delito en Suiza en ese momento, ninguno de los funcionarios fue acusado y sus identidades se mantuvieron en secreto. Nadie cayó preso. Pese a esto, varios ejecutivos de ISL admitieron abiertamente en el juicio que se habían pagado sobornos (ellos del decían “comisiones”) durante décadas. La práctica comenzó en la época de Havelange, quien murió a los 100 años de edad en agosto de 2016. El amor al juego fue devorado por el oportunismo y los dirigentes de aquellos años empezaron a insistir en recibir sobornos antes de firmar cualquier contrato.

Joseph Blatter un ejemplar alumno en las artes del engaño

El FIFAgate ha sido el último engaño masivo orquestado por los altos funcionarios de la multicitada organización de futbol.

27 de mayo del 2015, un fatal desayuno en el lujoso hotel Baur au Lac ubicado en Zurich, Suiza, marcó un antes y un después en la historia del futbol mundial.

Siete funcionarios de la FIFA fueron arrestados aquella mañana en dicho hotel de 5 estrellas; se preparaban para asistir al 65.º Congreso de la FIFA, dentro de cuyo programa figuraba la elección del presidente de la FIFA​ entre dos candidatos, el expresidente Joseph Blatter y el aspirante príncipe Ali bin Hussein.

Soborno, lavado de dinero y fraude, fueron los delitos en los que se imputó a los altos funcionarios de la FIFA luego de que el FBI en cordinación con la policía suiza investigaran a fondo la cloaca en la que se había convertido la Federeción Internacional de Futbol Asociación.

La investigación penal que lleva a cabo la Fiscalía de Nueva York versa sobre la atribución de derechos mediáticos y de derechos de mercadotecnia y de patrocinio para Estados Unidos y América del Sur en competiciones organizadas y avaladas por la FIFA (incluyéndose CONCACAF y CONMEBOL).

Foto: Blatter y Grondona, implicados en el FIFAgate

La primera investigación fue iniciada por la fiscalía de neoyorquina por el supuesto pago de sobornos por más de cien millones de dólares a dirigentes de la FIFA a cambio de que ciertas firmas recibieran los derechos de transmisión, publicidad y auspicio de torneos futbolísticos en EE.UU., América Latina y el Caribe, aunque se presumía que hay actos de corrupción desde hace más de 24 años.

Las detenciones se dieron sobre la supuesta utilización de cohechofraude y lavado de dinero, para corromper a la apertura de los medios de comunicación y los derechos de comercialización de los juegos de la FIFA en América, que se estima en 150 MDD e incluye por lo menos 110 MDD en sobornos relacionados con la Copa América Centenario, que se celebró en Estados Unidos en 2016.

Además, la acusación alega que el soborno, se utilizó en un intento de influir, en los contratos de patrocinio de ropa, el proceso de selección para la Copa Mundial de la FIFA 2010 de acogida y la elección presidencial de la FIFA en 2011.

“Si bien tengo el mandato de los miembros de la FIFA, no siento que tenga el mandato de todo el mundo del fútbol, los fans, los jugadores, los clubes, la gente que vive, respira y ama el fútbol, como todos lo hacemos en la FIFA”

Joseph Blatter

Con estas palabras, Blatter renunció a la presidencia de la FIFA y tiempo después fue vetado por la misma FIFA tras estár implicado en la vorágine de corrupción alrededor del multicitado organismo.

¿Nueva era, nuevas maneras de poder?

El noveno presidente de la historia de la organización fue elegido por primera vez en el Congreso extraordinario de febrero de 2016. Gianni Infantino llegó al poder con un método similar al de uno de sus antecesores oscuros, Havelange; recolectar votos de los países pequeños prometiendo más plazas en la Copa del Mundo del 2026.

Así fue, la elección se decantó por Infantino y los lugares para el mundial tripartito de Estados Unidos-México-Canada se incrementaron de 32 a 48 sitios.

La reelección de Infantino se dió 3 años después con él como único candidato; ganó y los problemas siguieron.

Las selecciones de Noruega y Alemania se manifestaron en 2021 ante la preocupación de las muertes y la falta de derechos humanos y laborales en la construcción de los estadios mundialistas del mundial de Catar 2022.

Los noruegos incluso amenazaron con boicotear la cita mundialista si no se esclarecían los hechos en medio oriente y se mejoraban las condiciones laborales.

La última situación cuestionable es la preocupación de la FIFA en México por el grito homofóbico “Puto” con una sanción ejemplar de dos partidos a puerta cerrada para la selección mexicana pero su apoyo total a Catar en la realización de la Copa del Mundo pese a que es un régimen totalmente inclinado a la violación de los derechos de la mujer al prohibir la entrada de estas a los estadios y la diversidad sexual.

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