Se clasificó a la Copa América y hasta ahí, no hay nada que celebrar, no hay nada de lo que hay que sentirse orgulloso. La noche de anoche vivimos una más en donde el equipo mexicano no se exhibió, pero sí dejó ver sus carencias colectivas.
La Selección Mexicana llevó un juego hasta las últimas consecuencias, mismo que se pudo haber definido mucho antes. Un partido que no debió terminar en los penales, debió de hacerse en los 90 minutos.
Aquí se demostró la importancia que tienen los partidos de ida, esto me hizo tener un flash back a aquel 30 de noviembre de 2022 en donde México quiso componer todo lo malo que hizo en noventa minutos.
Con mucha fortuna, ante Honduras logró hacer para muchos, amigos de la Selección la épica, la gran remontada, como si este triunfo les diera algo más que un pase a la Copa América, ese torneo que porque no se sienten “respetados” dejaron de ir.
Lo molesta que haya ganado, porque como quien dice, era su obligación, lo que molesta y se critica es que un partido que estaba muy accesible se definió hasta las últimas consecuencias.
Además de que hay jugadores que siguen demostrando a gritos que no se les vuelva a llamar. El equipo mexicano careció de idea de juego, de falta de creatividad, el mandar centros y más centros y más centros no significa que jugaron bien.
El tener el control de pelota y estar encima del rival no es algo que se tiene que aplaudir, debido a que en la confederación en donde se está, México debe de ser el dominador, el propositivo todos los juegos, nada les cuesta ser ofensivos y dominador en cada juego.
