Lo que no sabías de Osmar Olvera; dos medallas que vienen empujadas por su papá

Desde París, Francia | Con las piscinas cerradas, las competiciones suspendidas, y su rutina completamente desarticulada, Osmar enfrentó un momento de desesperación que casi puso en jaque su futuro en el deporte

Por Alejandro Orellana y Ariel Velázquez

París, Francia.

En 2020, cuando la pandemia de COVID 19 confinó al mundo a sus hogares, muchas actividades del día a día se convirtieron en un desafío monumental para todos, pero para los atletas, cuyas vidas giran en torno a la actividad física y la competencia, el encierro fue especialmente duro. Osmar Olvera, el joven clavadista que ha emergido como un ídolo popular de nuestro país, no fue la excepción.

Con las piscinas cerradas, las competiciones suspendidas, y su rutina completamente desarticulada, Osmar enfrentó un momento de desesperación que casi puso en jaque su futuro en el deporte. Sin embargo, de esa crisis surgió una historia de resiliencia, esfuerzo y triunfo que lo llevó a convertirse en el primer multimedallista olímpico de México desde Raúl González en 1984.

Osmar se encontró en una situación angustiante. Acostumbrado a entrenar todos los días y a competir en eventos internacionales, de repente se vio obligado a quedarse en casa, sin poder hacer lo que más amaba.

“Algo que no se sabe de Osmar es que en la pandemia él estaba muy desesperado porque no podía entrenar”, comentó su padre, Sergio Olvera, quien lo acompañó en su aventura olímpica en París. La frustración y el cansancio mental comenzaron a apoderarse de él, llevándolo a buscar una salida a la inactividad.


Desesperado por mantenerse activo y no perder su condición física, Osmar recurrió a la persona más cercana y de mayor confianza: su padre, Sergio Olvera, un experimentado entrenador de futbol americano con fama nacional gracias a su paso por las Águilas Blancas. Aunque el deporte de su padre parecía estar a años luz del trampolín, Sergio vio una oportunidad de ayudar a su hijo de una manera completamente inesperada. “Me dijo que ya estaba cansado de vivir esa experiencia y ese proceso”, recuerda Sergio. “Entonces, nadie sabe que en esa etapa se puso a entrenar conmigo futbol americano como si yo lo fuera a preparar de corredor.


Durante los siguientes seis meses, Osmar siguió un régimen de entrenamiento diseñado por su padre. “Mi hijo no sabía correr a los 14 años, corría con los talones”, cuenta Sergio. “Lo puse a trabajar, le puse quick feet, le puse técnica de carrera, le puse como yo trabajo con los jugadores de mis equipos”. Este entrenamiento no solo le permitió a Osmar mantenerse en forma, sino que también desarrolló nuevas habilidades que sorprendieron a todos cuando finalmente regresó al CODE.

Cuando las instalaciones deportivas reabrieron y Osmar volvió al trampolín, su evolución física era evidente. Su entrenador, Ma Jin, y otros miembros del equipo quedaron impactados al ver la transformación. “Ma Jin y todo mundo le dijo: ¿Qué hiciste, Osmar? Estás diferente”, recuerda Sergio. La combinación del entrenamiento de fútbol americano con la disciplina de clavados había dado frutos inesperados, preparando a Osmar para enfrentar los desafíos que vendrían.

A pesar de su inmersión temporal en el mundo del futbol americano, Osmar nunca dejó de seguir su pasión por los clavados. Sergio, como padre y entrenador, siempre tuvo claro que su hijo debía forjar su propio camino. “No siguió mis pasos porque desde un principio, como coach, me di cuenta de que muchos papás quieren hacer que sus hijos tengan una historia, y yo me quedé mucho en la fijación de que él debía cumplir la suya donde él quisiera”, comenta Sergio. Esta mentalidad de autonomía y respeto por las decisiones de Osmar fue clave en su desarrollo como atleta.

Hoy, Osmar Olvera ha emergido como un ídolo popular en México, un símbolo de la resiliencia y la fuerza de voluntad. No solo ha alcanzado la gloria al convertirse en multimedallista, sino que su historia inspira a todos aquellos que han enfrentado adversidades. Su mentalidad fuerte, forjada en el seno de una familia de deportistas, y su capacidad para adaptarse y superar los desafíos lo han convertido en un referente para las nuevas generaciones.

“Su mentalidad viene de su mamá, su tío; todos somos de deporte, de trabajo, de ‘sí se puede’ y los procesos se matan con chamba y decisión”, señala su padre con orgullo. El éxito de Osmar no es solo suyo, sino también de aquellos que lo han apoyado a lo largo del camino. “Tenemos un hijo que nos escucha, que escucha a la gente que lo quiere y lo aprecia”, agrega Sergio. “Este escenario lo venimos trabajando desde hace tiempo con su psicóloga y con gente conocida como Rommel Pacheco, que nos han orientado para que tome las mejores decisiones y no pierda el piso”.

Osmar Olvera, el joven que emergió del confinamiento con una determinación renovada, ha conquistado el podio y los corazones de México.

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