La temporada regular de la NBA está a punto de comenzar y, en ese tenor, los Boston Celtics han sido uno de los equipos que más movimientos ha realizado de cara al arranque de la campaña, pues la franquicia apunta a conseguir su anillo de campeones número 18 en la historia.
En ese sentido, las dos incorporaciones principales que ha tenido este equipo son las de Kristaps Porzingis y Jrue Holiday, dos jugadores que apuntan a ser fundamentales para los Celtics esta temporada, en la cual claramente no tienen otro objetivo mas que el de ser campeones.
Y es que las llegadas de Holiday y Porzingis no costaron nada baratas, pues tuvieron que deshacerse de jugadores que fueron claves para que el equipo llegara a Las Finales de 2022, como lo fueron Marcus Smart (que ese año ganó el premio al Jugador Defensivo del Año) y Robert Williams III, quien apuntaba a ser el pívot titular de la franquicia de cara al futuro.
El verdadero problema de Boston será rodear a estos cuadro grandes jugadores con el talento necesario para servir de apoyo y luchar en una larga temporada que, además contará por primera vez con un torneo dentro de la campaña regular.
Derrick White y Al Horford, son los dos jugadores “secundarios” que se pueden considerar garantía, sin embargo después tienen sólo a jugadores con contratos mínimos de veterano o de novatos. Además, la masa salarial del equipo no hará otra cosa más que aumentar en los próximos años, reduciendo cada vez más la posibilidad de rodear a sus estrellas con jugadores de rol.
Es por eso que, para Boston, este año es fundamental ya que en el futuro podrían tener problemas con el tema del impuesto de lujo en la NBA, ya que Jayson Tatum será elegible para una extensión máxima de contrato, la cual sin duda llegará.
