Desde la cúpula y hasta la cantera: Pumas urgido de cambios

Los Pumas llevan casi 12 años sin ser campeones de liga y, por como van las cosas, no parece que eso vaya a cambiar pronto

¡Pumas Campeón! ¡Pumas Campeón!, un grito que no se escucha en Ciudad Universitaria desde el 22 de mayo de 2011 cuando, de la mano de Guillermo Vázquez Jr., vencieron al extinto —sí, todavía existían los Monarcas— conjunto de Morelia.

Hoy, la realidad Puma es diametralmente opuesta a la de hace doce años. No tienen una plantilla capaz de competir con los equipos más poderosos de la Liga MX (llámese Tigres, América, Monterrey o incluso Chivas), su cantera dejó de ser una de las más productivas y provechosas del futbol mexicano, y la directiva parece no tener idea de cómo elegir a un buen director técnico.

Nada en contra de Rafa Puente del Río, pero su historial como entrenador de Primera División no le daba para sentarse en el banquillo del equipo universitario.

Y lo peor, es que la misma directiva auriazul parecía saberlo cuando le ofrecieron un contrato de seis meses, como diciendo: este torneo no cuenta, haz lo que puedas y si “te rifas” en una de esas te quedas.

En ese sentido, tras la inminente salida de Puente e incluso antes de que se hiciera oficial, ya empezaban a sonar nombres como el de Francisco Palencia o el de Jaime Lozano bajo el argumento de ser tipos “de casa”, pero que no cuentan con los blasones suficientes para tomar el mando de un equipo que, desde hace tiempo, dejó de exigir resultados inmediatos.

La escuadra del Pedregal debe perderle el miedo a contratar a un tipo capaz; sin importar si es ex Puma, mexicano o de renombre. La directiva tiene que quitarse las telarañas del romanticismo universitario y dar un golpe sobre la mesa que mande un mensaje al resto de la liga: queremos ganar.

Ahora bien, en los últimos años Pumas no ha generado futbolistas importantes para el club —ya no se diga para Selección Mexicana— que provengan de las fuerzas básicas.

Pumas, a lo largo de su historia, se ha distinguido por ser una de las mejores canteras del balompié nacional, rasgo que ha dejado de ser una constante y al que también se le debe adjudicar una parte de la responsabilidad de la debacle felina.

No es una casualidad que en los dos últimos títulos, Pumas tuviera entre sus filas a canteranos que vistieron la playera del ‘Tri’ (Pablo Barrea en 2009, y Javier Cortés en 2011) y que fueran esos mismos canteranos los que lideraran al equipo a la consecución del campeonato.

Aunado a esto, las contrataciones del club cada vez son menos eficientes y cuando logran hacerse de un futbolista con buenas condiciones, prefieren venderlo y no reinvertir el dinero para reforzar el plantel.

Los ejemplos en años recientes sobran, pero destaca Nico Castillo, Ismael Sosa y Carlos Rodríguez, quienes tras buenos torneos con la escuadra capitalina, emigraron a otros equipos.

Esto no sólo provoca que el equipo no termine de cuajar grandes figuras, sino que además ha generado en la afición un fenómeno no muy recurrente en la historia del club: no hay ídolos en Pumas. Atrás quedaron las épocas de Jorge Campos, Hugo Sánchez y Darío Verón, hoy es el tiempo de… ¿Dinenno?

En conclusión, a Pumas le urge que termine el torneo. A Pumas le urge hacer cambios de todo tipo. Pumas no va a ganar algo significativo en los próximos años, pero pueden empezar a armar la reconstrucción de un grande que, hace más de una década, no figura entre los equipos candidatos al título.

La afición puma merece más.

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