Javier Hernández no ha cambiado su actitud, esa misma que el Coach personal le forjó hace unos años sigue teniendo la misma actitud, un tanto arrogante, poco creíble y empática, tal parece que faltar al respeto, no hablar de forma adecuada cuando hay una entrevista se ha vuelto común denominador de Chicharito.
Su actitud, aunque trata de venderla como positiva, echada al frente y que puede, no siempre la tenido así, últimamente, Chicharito deja mucho que desear con su forma de expresarse de algo o de alguien. El discurso en su presentación, solamente fue el claro ejemplo que hay cosas que no se necesitan decir con malas palabras para dar un mensaje.
A veces, nosotros como sociedad abusamos mucho de decir groserías para entablar una conversación, sin embargo, cuando tu objetivo es ser una persona pública, debes tratar de ser lo más correcto posible, o al menos que no toda tu conversación se base en groserías.
Chicharito ha demostrado ser un ejemplo y un revolucionario, pensando que el decir groserías, expresarse con ciertas palabras será lo correcto y lo que la gente busca y quiere escuchar.
Para decir groserías hay que saber cómo decirlas, hay que saber cómo expresarse sobre ellas. En cada entrevista, Chicharito demuestra que no será empático con los medios y que esa actitud sobrada y grosera podría traerle consecuencias en el vestidor.
