Atlas campeón; un equipo nada espectacular pero muy efectivo

El Atlas de Guadalajara se coronó en la Liga MX después de 70 años de ayuno; el Estadio Jalisco y toda la Perla Tapatía gritaron y alentaron al cuadro rojinegro en días días previos a los festejos decembrinos, sin embargo, la algarabía y el jubilo por quebrantar una sequía de 7 décadas hacen que nos olvidemos del cómo y el porqué un equipo que no ganó una sola serie en liguilla, se proclamó campeón del futbol mexicano.

¿El Atlas le debe su segundo campeonato a la benevolencia del formato de la liga mexicana ó a un equipo bien armado y bien dirigido para competirle a cualquiera?. Esas preguntas son las obligadas para analizar el proyecto de Grupo Orlegi, dueños de los “Zorros”, así como al entorno del futbol mexicano que da como su nuevo monarca a un equipo que hace un par de años peleaba por no descender.

De entrada, los torneos cortos en el futbol mexicano no premian la constancia futbolística, sino que remuneran la inercia que adquiere un conjunto en determinado momento de la temporada (casi siempre en la recta final de la fase regular o en liguilla), y para muestra un botón: de los últimos 6 partidos jugados como local antes de la final de vuelta, el Atlas sólo pudo sacar la victoria en una ocasión, contra Querétaro en la jornada 17.

De las 17 fechas de campaña regular, los tapatíos ganaron 8 encuentros (uno en la mesa contra América en la jornada 4 por alineación indebida), empataron 5 y perdieron 4, para un total de 29 y un segundo lugar general.

Lo paradójico es que, la inercia que llevó a los Rojinegros al título de liga no fue una que los hiciera ganar partidos, sino una racha de solidez defensiva, pues en los últimos 5 partidos antes de la serie final contra el León, sólo recibieron 2 goles, uno contra Monterrey en la vuelta de cuartos y el otro contra Pumas en la vuelta de semis, dejando en cero su portería en 3 cotejos, contando la última fecha de fase regular.

La memoria colectiva del futbol atesora a la generación del 1999, esa camada de los “niños héroes” que perdieron en una final trepidante contra el Toluca, jugando de manera espectacular pero poco efectiva; Ni Márquez, ni Osorno, ni Zepeda pudieron cortar la sequía de títulos, algo que si pudo lograr Rocha, Vargas, Furch y compañía.

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