La eliminación más dolosa de la ceda de los 90 en Copa del mundo se dio cita en New York, el equipo mexicano llegaba confiado a la cancha del Giants Stadium para buscar clasificar por segunda ocasión consecutiva cuartos de final.
Pero todo esto fueron castillos en el aire, como siempre el equipo mexicano vio debajo del hombro a su rival y no se percató que enfrente tenían a uno de los mejores delanteros del momento como lo era Hristo Stoichkov.
La tarde de aquel 5 de julio de 1994 marcaría un antes y después en las copas del mundo, comenzaría el sueño guajiro del tan mentado quinto partido. México tuvo en sus manos clasificación a la siguiente ronda, pero la falta de concentración demostró que esa generación dorada no estaba lista para trascender.
Por primera y única ocasión en 30 años México llevó un juego de octavos de final al extremis, a la tanda de penales, en donde solamente se acertó en un disparo, mismo que fue de Claudio Suárez. Hoy en día los jóvenes de entre 35 y 48 años tienen esa eliminación tan marcada que la consideran como la más dolorosa.
Una eliminación que quedó marcada porque Miguel Mejía Barón se quedó con los cambios, porque no metió a Hugo Sánchez en un momento clave, aunque en ese tema, el doctor aclaró años después que Hugo no podía disparar penales, debido a que no era bueno, además de que semanas antes, falló uno con el que el Rayo Vallecano descendió.
Absolutamente todos tendremos en la memoria esa tanda de penales, esos gestos coloquiales, ese balón que se fue por las nubes neoyorquinas cortesía de García Aspe y la ataja de Campos que solo ilusionó al pobre mexicano.
