El primer semestre de 2021 quedará marcado en la memoria de los aficionados Cementeros. Un torneo Clausura donde la Máquina rompió una sequía de 23 años sin título.
A pocos días de comenzar el Clausura el equipo no tenía director técnico. El 2 de enero se anunció a Juan Máximo Reynoso como nuevo estratega, el campeón en el Invierno 97 llegaba con la encomienda de ser campeón, ahora, como entrenador, una misión nada sencilla.
Tras dos derrotas en el comienzo del torneo, la opinión publica dejaba más que claro que este año ‘tampoco sería el bueno’, que equivocados estábamos. Como el ave fénix, resurgieron de sus cenizas hasta llegar a lo más alto.
Durante el torneo igualaron la marca de 12 victorias consecutivas que León había logrado en 2019, además de superar las 10 que consiguieron en la década de los 70. Esta marca hizo que la ilusión Celeste creciera cada vez más.
No solamente tuvieron muchas victorias consecutivas, sino que también superaron su mejor puntaje en torneos Cortos, consiguiendo 41 puntos, superando los 40 logrados en el Invierno 98.
De nada serviría que Cruz Azul fuera líder si no se consagraba campeón. Después de 17 jornadas llegaba la prueba de fuego, la Máquina estaba ante la etapa más complicada históricamente para ellos, la liguilla.
Los Cementeros solamente perderían un juego de los seis disputados, fue en la ida de Cuartos de Final. El Azteca fue su fortaleza, ningún partido perdido como local, la liguilla fue excelsa de principio a fin.
Entre todos sus fantasmas, llegaría uno de las finales, Santos Laguna, equipo que le ganaría en el Clausura 2008, después de 13 años se volvían a ver las caras, solamente que el desenlace fue diferente, esta vez, a favor de los cruzazulinos.
Todos los fantasmas, las burlas y la frustración se disolvió cuando Fernando Hernández finalizó el juego a los 99 minutos con 51 segundos del 30 de mayo de 2021.
Tuvieron que pasar 23 años 5 meses y 23 días para que Cruz Azul volviera a probar el majar de la victoria, para borrar todos esos fantasmas que rondaron en la Noria, regresaron la grandeza, ésa que se había perdido; dejando de ser el equipo derrotado, ése que perdió tantas finales, que se había convertido en la burla del futbol mexicano.
