Hoy, 4 de diciembre de 2025, se cumplen 13 años del fallecimiento de Miguel Calero, el eterno guardián del Pachuca, quien perdió la vida en 2012 a causa de una malformación arteriovenosa cerebral.
🧢 | Un día como hoy, el Cóndor emprendió su vuelo fuera de las canchas hacia el cielo.
— Club de Futbol Pachuca (@Tuzos) December 4, 2025
¡POR SIEMPRE CON NOSOTROS, MIGUEL CALERO! 👐🏼 pic.twitter.com/qTvhKTv7BD
ídolo tuzo
Miguel Calero llegó al Pachuca en el año 2000 procedente del Atlético Nacional de Colombia y rápidamente se convirtió en una figura emblemática del club. Durante más de una década defendió la portería de los Tuzos, conquistando cuatro títulos de Liga MX (Invierno 2001, Apertura 2003, Clausura 2006 y Clausura 2007), además de la histórica Copa Sudamericana 2006, siendo el primer equipo mexicano en lograr un trofeo oficial de Conmebol.
También sumó varias conquistas en la Liga de Campeones de la Concacaf y el Campeón de Campeones 2001.
Su liderazgo, carisma y estilo inconfundible con la gorra lo convirtieron en un símbolo para la afición hidalguense. Era conocido como El Cóndor por sus vuelos espectaculares en las atajadas y por su voz de mando en el vestidor. En vida, dejó una frase que resume su pasión por el futbol y por la portería
“Si volviera a nacer me llamaría Miguel Calero, sería portero y defendería a huevo, los colores del Pachuca»
El motivo de su fallecimiento
El 25 de noviembre de 2012, Calero fue hospitalizado en Pachuca tras sufrir complicaciones derivadas de una malformación arteriovenosa cerebral. Posteriormente fue trasladado a la Ciudad de México para recibir atención especializada, pero el 3 de diciembre se confirmó su muerte cerebral y finalmente, el 4 de diciembre de 2012, se anunció oficialmente su fallecimiento.
La noticia conmocionó al futbol mexicano y dejó un vacío enorme en la institución hidalguense, que cada año recuerda con homenajes la fecha de su partida.
Su legado
Calero no solo fue un portero histórico, sino también un referente de liderazgo y compromiso. Tras su retiro en 2011, se integró al cuerpo técnico de Pachuca, demostrando su deseo de seguir ligado al club. Hoy, su memoria sigue viva en murales, homenajes y hasta en uniformes conmemorativos que evocan el mítico suéter que usaba en la portería.
El recuerdo de Miguel Calero permanece eterno en Pachuca y en el futbol mexicano, como un arquero que se convirtió en leyenda y cuya pasión sigue inspirando a nuevas generaciones.
