Esta historia no inicia en el terreno de juego, esta historia se hila de principio en las oficinas de la CONCACAF y la CONMEBOL con un dirigente mexicano regalando relojes de lujo. Así tan suigeneris se concretó la participación de los clubes mexicanos en la Copa Libertadores de América.
Los equipos del futbol mexicano participan en los torneos de la CONMEBOL desde 1998, cuando Emilio Maurer, entonces presidente de la FemexFut, sobornó a los altos mandos del futbol sudamericano para que su deseo se levara a cabo.
Los equipos aztecas en primera instancia se tenían que eliminar en una eliminatoria previa contra equipos de Venezuela sin embargo, con el paso de los años, el lugar para los cuadros de tierras mexicanas se fue ganando por su gran competitividad.
En 2001, en esa disputa contra los equipos venezolanos, Cruz Azul pudo clasificarse a la fase de grupos del torneo de clubes más importante del continente, siendo el único mexicano en hacerlo, pues el Atlante quedó fuera por ser el último de las eliminatorias previas.
Los “Cementeros” aplastaron el grupo 7 al ganar 4 partidos, empatar 1 y perder sólo 1. A partir de ahí, el entorno del futbol mexicano comenzó a tomar en serio el camino del club que en ese entonces recibía en el Estadio Azteca sus partidos como local.
Hablar del equipo que dominó al Sao Caetano de Brasil, al Defensor Sporting de Uruguay y al Olmedo de Ecuador es hablar de una gran mezcla de talento mexicano y refuerzos de calidad en los extranjeros; Paco Palencia, Oscar Pérez, Sergio Almaguer y Melvin Brown conformaban una gran base de mexicanos, mientras que Juan Reynoso, Pablo Galdames y José Saturnino Cardozo eran foráneos que marcaban diferencia.
Ya en fase de eliminación directa, los cruzazulinos dieron cuenta del Cerro Porteño, en una serie donde los paraguayos fueron superiores en la ida pero que en la vuelta no pudieron con el vendaval mexicano.
De cuartos de final en adelante, el camino del “Azul” estuvo plagado de equipos argentinos; en cuartos de final River Plate no metió ni las manos, en semis Rosario Central vendió cara la derrota y en la gran final, Boca Juniors se moriría hasta la tanda de penales.
El equipo Xeneize logró llevar la serie final hasta las últimas instancias, pues durante la ida y la vuelta, el Cruz Azul fue siempre superior. Un gran Óscar Córdoba salvó del subcampeonato a su equipo.
Hay que decir que por ser invitados, los equipos mexicanos no podían recibir la vuelta en suelo azteca, así estuvieran por encima en la tabla general. Ese 2001 así fue, el Azteca recibió la ida y La Bombonera la vuelta, aunque lo justo fuera al revés.
Esta historia no terminó en final feliz, no significó un título, pero sí fue el parteaguas para que el futbol mexicano dedicara más seriedad a la Libertadores. El nivel de los equipos aztecas se incrementó con el paso de los años, con ellos llegaron otras dos finales, Chivas y Tigres tampoco lograron el campeonato pero si siguieron el ejemplo del primer “Libertador” de nuestro futbol.
