Cristiano Ronaldo dos Santos Aveiro, el hombre oriundo de la isla de Madeira en Portugal que llegó al futbol profesional para situarse en la memoria a largo plazo de todo el mundo.
Este miércoles 1 de septiembre, el astro portugués llegó a 111 goles con selección nacional gracias a un doblete en el ocaso del partido contra Irlanda, la cantidad más grande en la historia del deporte, quedando claro que los números son fríos y la manera de conseguirlos para Cristiano goza de una temperatura caliente.
Atrás quedan nombres de goleadores como Ali Daei de Irán que poseía el récord con 109 dianas o Ferenc Puskas que hizo 84 tantos con Hungría y España, pero la trascendencia de los goles va más allá de la cantidad, significa sin lugar a dudas un respiro para su selección, ya que las victorias siempre vienen de la mano de las anotaciones del número 7.
Para muestra un botón y son los tantos que rompieron el récord conseguidos al minuto 88 y al minuto 90+6, dando vuelta al marcador y antes fallando un penal clave en el encuentro.
Pero, ¿qué más se le puede pedir a CR7? si todo lo imaginable lo consigue con tremenda astucia de cara al marco rival. El futbolista prototipo se centra en la imagen de Cristiano; técnica, mentalidad, olfato goleador, fortaleza física y liderazgo nato.
Goles de todos colores, evolución como futbolista, pasando de ser un extremo con velocidad y regate a un centro delantero letal que huele la portería rival como un tiburón mar adentro la sangre.
Hablemos exclusivamente de la selección de Portugal, una tarea que se facilita si recurrimos al imaginario colectivo que lo sitúa como el jugador portugués más importante en la historia de este deporte, el de los 11 hombres y un balón.
Se abrió paso apenas dos años después de debutar como profesional, ahí por el año de 2004 en una Eurocopa de Naciones, haciéndose lugar entre los Figo, los Deco, los Pauleta y los Costinha.
5 Eurocopas y un título, 4 mundiales y una ronda de semifinales, en todos esos torneos goles a caudales, siempre liderando a un combinado nacional que de a poco se ha ido nutriendo de talento joven y trascendente.
El 1 de septiembre del atípico año 2021 se marcó como la fecha en que Cristiano Ronaldo se consagró unánimemente el mejor goleador de la historia, al sol y sombra, sin gente y con el graderío abarrotado, joven o en el ocaso de su carrera, rematador o asistidor, pero siempre puntual con la cita más importante en el deporte, con la victoria.
