¿Cómo cambió el deporte con la caída de las Torres Gemelas?

Pocos eventos en el mundo han marcado la historia moderna de la humanidad como el atentado terrorista del 11 de septiembre del 2001 a las Torres Gemelas en Nueva York; el mundo se detuvo para conmocionarse y llorar las perdidas de miles de vidas a manos de dos aviones Boeing 767 de American Airlines.

Ahí, las historias de los personas que perecieron inundaron los medios de comunicación y a la sociedad entera, incluidos los deportes.

El mundo cambio y con ello el deporte en los Estados Unidos se instaló en un limbo sin precedentes. Las ligas se pararon y rindieron homenajes a las victimas, dedicando minutos silencio, minutos de aplausos y minutos de unión, aunque esto apenas empezaba.

Algo cambió

La seguridad aquel 11 de septiembre se vio vulnerada con las peores consecuencias, 2996 muertes confirmadas diría el tiempo, y entonces algo cambió, también en el deporte.

La NFL suspendió toda actividad el siguiente fin de semana del 16 y 17 de septiembre, retrasando 7 días la postemporada y el Super Domingo. En los estadios para cuando volvieron a la marcha los juegos se pusieron arcos de seguridad para detectar armas, explosivos u objetos que parecieran extraños; un cambio al que los aficionados estadounidenses no estaban acostumbrados pero que entendían a todas luces por el temor que reinaba en ese momento.

Las Grandes Ligas se jugaron en días de invierno por primera vez en la historia, debido a los retrasos ordenados por la MLB debido a los atentados. El primer lanzamiento de la Serie Mundial fue del presidente Bush, quien acompañó a ese picheo con un mensaje de unión y fraternidad.

Los 149 minutos de caos y muerte el 11 de septiembre no evitaron que la UEFA suspendiera su jornada de Champions League, dejando que se esparciera el miedo y la paranoia en las gradas. Un minuto de silencio al inicio de cada partido pareció muy poco para el escrutinio público que hizo sentir con todo su rigor la insensibilidad de los dirigentes europeos.

Los homenajes no se hicieron esperar, las gorras de Yankees y Mets, equipos de la ciudad más afectada en la historia estadounidense, se hicieron con bordados de las siglas de los departamentos de rescate que ayudaron a salvar vidas aquel fatídico día. Los Bombarderos del Bronx ganaron la Serie Mundial de ese año, una paradoja que atravesó la ciudad, la gloria y el sufrimiento en una misma urbe.

Las reglas cambiaron para la gente en el mundo, el mundo se hizo frágil y el dolor se hizo material en cada rascacielos del planeta tierra. Ahí la importancia del deporte tomó una relevancia sin precedentes, fue un motivo de unión y resiliencia, fue motor de ayuda y generador de esperanza colectiva.

La unión hizo la fuerza, los 11 hombres, las novenas, los 5 en la duela o el roster en el emparrillado fueron fundamentales para lamer las heridas y salir al paso después de una tragedia que cambió al mundo y al deporte también.

20 años después las heridas sanan

Los equipos en el mundo llevaron a cabo homenajes en sus estadios, dando un mensaje a 20 años de la tragedia que marcó el rumbo de muchas vidas para escribir una historia diferente.

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