Los Potros de Hierro del Atlante están de fiesta. Este 18 de abril celebran 109 años de historia, de pasión, de lucha y de resistencia. Fundado en la colonia Roma de la Ciudad de México en 1916 por los hermanos Refugio y Trinidad Martínez, el Atlante es más que un club de futbol: es símbolo del pueblo, de aquellos que nunca se rinden, aunque la vida (o el futbol mexicano) parezca estar en su contra.
A lo largo de más de un siglo, el Atlante ha vivido etapas brillantes. En su palmarés figuran tres campeonatos de liga (1946-47, 1992-93 y Apertura 2007), tres Copas México, dos títulos de Campeón de Campeones y dos títulos internacionales de Concacaf, consolidándose como uno de los equipos históricos del futbol mexicano. Sus colores azulgrana y su identidad popular lo han distinguido siempre como “el equipo del pueblo”, sin necesidad de ostentación.
Pero no todo ha sido gloria. En 2014, el club sufrió su cuarto descenso, un golpe durísimo que lo alejó del máximo circuito, justo cuando había sido desplazado de su casa original y exiliado por años en Cancún. Desde entonces, la lucha ha sido constante. La afición atlantista ha resistido la indiferencia del sistema, los cambios de sede y el olvido mediático. Y aún así, sigue de pie.
Ser aficionado del Atlante es ser leal en la adversidad. Es abrazar la nostalgia de los domingos en el Estadio Azulgrana, es recordarle al país que la historia del futbol mexicano no se entiende sin este club. Es alentar aunque el ascenso esté bloqueado, es gritar un gol sabiendo que se está jugando por el orgullo, más allá de la división. El atlantismo no es moda: es resistencia, memoria y corazón.
Hoy, el club vive un renacer desde la Liga de Expansión MX, donde ha sido protagonista constante. Atlante es el equipo más ganador de esta categoría y el mejor clasificado actualmente. No baja los brazos. Al contrario: prepara el terreno para volver, con trabajo serio y una visión de largo plazo. La directiva, encabezada por Emilio Escalante, ha presentado un ambicioso proyecto que incluye un nuevo Centro de Alto Rendimiento (CAR) al sur de la Ciudad de México, sobre la carretera Picacho-Ajusco.
Estas instalaciones tienen como misión principal detectar talento en ligas llaneras y formar una nueva generación de futbolistas que entiendan y defiendan el ADN azulgrana. Se espera que la primera etapa del CAR esté lista en pocos meses, y será la base para preparar el siguiente torneo y seguir peleando en la cima de la Expansión MX.
El Atlante no se ha ido. Puede que no esté en Primera, pero su historia, su gente y su mística siguen más vivas que nunca. Y en cada fecha, en cada gol, en cada festejo de aniversario, se renueva una promesa silenciosa: volver al lugar que le pertenece. Porque 109 años no se borran, se celebran, se honran y se defienden con pasión.
