A tres años del fracaso Tricolor en Qatar 2022

La Copa del Mundo tripartita del 2026 está a la vuelta de la esquina, ahí el futbol mexicano enfrentará un nuevo reto, teniendo como estandarte a la selección nacional que dirige el siempre emergente Javier Aguirre.

El estratega del Tricolor, hace tres años desde su posición de comentarista, fue testigo de uno de los peores fracasos en justas mundialistas del Tricolor en los últimos 44 años, desde la Copa del Mundo de Argentina 78.

El 30 de noviembre de 2022, se consumó la eliminación del equipo mexicano dirigido por el argentino, Gerardo “Tata” Martino en fase de grupos en Qatar. Para justificar lo sucedido, se lanzaron promesas por parte del entonces presidente de la Federación Mexicana de Futbol (FMF), Yon de Luisa, con la intención de evitar futuros fracasos.

En aquella época se habló de hacer importantes y profundos cambios estructurales para la mejora del futbol mexicanos en todos sus niveles, entre las promesas se estableció que se buscaría la reducción del número de extranjeros en la Liga MX, en reactivar el ascenso y descenso, erradicar la multipropiedad.

Todo quedó en promesas sin cumplir, no solo por la entonces administración de la FMF, sino por quienes, en los últimos tres años, han tenido el poder de decisión para encontrar, no sólo esas propuestas, sino otras alternativas para atacar el problema a profundidad, y así recuperar la credibilidad de la industria del futbol en nuestro país.

Desde Qatar 2022 hasta a la fecha, no sólo hubo cambios de directivos, sino en este proceso mundialista se han tenido tres técnicos, Diego Martín Cocca, Jaime Lozano, y ante la crisis de resultados se tuvo que echar mano una vez más de Javier Aguirre, quien vino a darle una estabilidad a un proyecto que se hundía.

Lo sucedido hace tres años al no superar la fase de grupos, más que tomarlo como una experiencia se debe valorar, para darle un verdadero sentido, porque en muchas ocasiones en el futbol mexicano se llega a pensar que todo se merecen desde los directivos, jugadores y entrenadores.

En México se peca de soberbia, se cree que todo se puede alcanzar, pero lo vivido en Qatar 2022, debe servir para entender que el problema se debe atacar de raíz, para entender que ir a una Copa del Mundo, no sólo es llegar y cumplir superando la primera ronda y después prender las veladoras para aspirar a un cuarto o quinto partido.

El tiempo los volvió a alcanzar y con la justa mundialista de 2026 a la vuelta de la esquina, sería importante reflexionar y valorar lo que hace tres años fue un duro golpe a la realidad para el futbol mexicano.

Llegó el momento de demostrar que las supuestas bases que se pusieron, en verdad son sólidas y creíbles, pero sería también trascendental que hayan aprendido de ese estrepitoso fracaso, porque sin lugar a duda algo se hizo mal.

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