En un torneo que parecía desastroso para los de Coapa, el despertar del América se detuvo en las Semifinales luego de la eliminación ante Pachuca.
América rozó uno de sus peores torneos al ubicarse en la última posición de la tabla de donde parecía que no saldría.
Santiago Solari dejó a un equipo devastado, con pocas ideas de juego y sobre todo, con los ánimos caídos por los 6 puntos conseguidos en 8 jornadas.
Sin embargo, Fernando “Tano” Ortiz llegó para recuperar el ADN azulcrema, darle confianza a sus jugadores y ponerlos a jugar.
Bajo el mando del “Tano” las águilas revivieron como el ave fénix y del último lugar, lograron clasificar en de forma directa a la Liguilla.
América volvió a ser ese equipo protagonista, ese rival al que todos temían enfrentarse en Liguilla y un serio candidato al título.
Se convirtieron en un conjunto sólido en su casa y un equipo temible de visita, sin embargo, esa imagen se volvió a romper en el inicio de la Liguilla.
Desde la llave contra Puebla, por momentos, el equipo azulcrema mostró falencias que el equipo de Larcamón aprovechó para hacer daño.
Entre un arbitraje polémico y la localía, los pupilos de Fernando Ortíz lograron avanzar a Semifinales, una instancia a la que no llegaban desde 2019.
Fue ahí cuando la “Tanoneta” se estrelló contra un muro de contención llamado Pachuca: líder general, mejor ofensiva y de las mejores defensivas del torneo.
La cancha del Estadio Hidalgo vio la caída del vuelo americanista con un 3-0 que enterró la esperanza del América de llegar a una final del fútbol mexicano.
América debe tener esperanzas por la base que dejaron, con mejores refuerzos y bajo el mando de Ortíz pueden volver a ser ese equipo temido.
