
Saque de banda: Preparados para todo, pero dan la cara
Carácter, decisión, futbol, técnica y otros muchos conceptos se pueden expresar para calificar o valorar a la Selección Nacional Sub-20. Se trata en el presente de un Tricolor juvenil con ambición, pero sobre todo de un conjunto que desde ahora representa el futuro a corto y largo plazo del balompié nacional.
Esta camada de jugadores, encabezados por el también juvenil estratega Eduardo Arce, será la que terminará de pulir quien se supone es el técnico de la selección mayor para el proceso mundialista 2026-2030, Rafael Márquez Álvarez, quien contará con el material humano suficiente para hacer una aceptable gestión.
Todo el proyecto de selecciones menores está estructurado por el director general de dicha área, Andrés Lillini, no sólo para responder con resultados aceptables en las competencias inmediatas donde le corresponda participar, como sucede actualmente en la Copa del Mundo Sub-20 en Chile, donde ya se instalaron en la ronda de cuartos de final.
La intención de Lillini y su equipo de colaboradores es labrar la tierra, sembrar y cosechar generaciones con calidad futbolística y capacidad competitiva, para dejar un trabajo que le permita al futbol mexicano contar con jugadores preparados para retos trascendentales.
Uno de los puntos clave en este proceso en selecciones menores es aportar no solo unos cuatro o cinco elementos de la Sub-20 para la lista de convocados de Javier “Vasco” Aguirre en 2026, sino tener una base del 70 u 80 por ciento del material requerido para el Mundial 2030.
La mentalidad ganadora es la bandera de esta nueva generación de futbolistas mexicanos. Se trata de una camada con ambición, sensatez y nivel futbolístico, que les permitirá alcanzar los objetivos trazados tanto en lo colectivo como en lo individual.
Más allá de que cuentan actualmente con una figura en ciernes como Gilberto Mora, en ese equipo que dirige acertadamente Eduardo Arce, también hay un puñado de elementos que no desentonan con lo planeado para crear no sólo ilusiones, sino realidades, para que el futbolista mexicano dé un golpe de autoridad interno y externo.