Corría el 1 de noviembre del año 2003, América visitaba la cancha del Nemesio Diez, un juego que causaba mucho ruido tras enfrentarse el mejor de la década ante uno de los más grandes de la Liga MX.
Toluca y América ya comenzaban a generar cierta rivalidad por esos años. Previo a ese juego del Apertura 2003 el partido entró en ebullición con algunas declaraciones, dimes y diretes entre ambos equipos.
Los Diablos respondieron ataques verbales de la mejor manera posible, en la cancha, gestando una de las goleadas más amplias en la historia del futbol mexicano, además de mofarse con un baile muy peculiar hacia el gran ídolo americanista, Cuauhtémoc Blanco.
Un partido que terminó 6 – 0, pero que siempre quedará en la mente del aficionado ese quinto gol, esa narración tan épica, tan fantástica, misma que fue inmortalizada a las afueras del Estadio Nemesio Diez.
Una jugada que gestó más de 8 toques, participación 4 jugadores del Toluca, para que José Saturnino terminara con un toque maravilloso. El mejor gol de Toluca ante América.
Una corrida genial de José que cruzó la media cancha, llegando al primer tercio de la cancha, cediendo para Sinha, quien hizo pared con Cardozo, el paraguayo cedió para Rafel García, quien recentró para José y empujó al fondo.
Este gol tuvo una narración que quedará en la memoria de los escarlatas, relatado por un Diablo de hueso colorado como lo es Raúl Pérez. Esa narración se quedó para la posteridad en una barda de las afueras del Estadio.
