-Columna invitada: Heriberto Murrieta
A Allain Saint Maximin le bastaron unos cuantos minutos para demostrar su valía. El delantero francés se hizo sentir de inmediato al ingresar a la cancha del Estadio Jalisco durante el duelo entre el Atlas y el América.
Conectó con perfecta técnica un servicio raso de Violante. Enseguida, echó mano a toda su parafernalia, que incluyó una larga carrera, gimnásticas machincuepas y saleroso baile. Dio la impresión de tener un claro sentido del espectáculo. Tribunero, certero y caracolero, encandiló rápidamente a la afición americanista. ¿Puede una probadita permitirnos hacer un diagnóstico definitivo? Desde luego que no. Pero el hombre de las rastas dio una idea de lo que el puede lograr en términos futboleros y mediáticos.
Fue un debut ensueño, en el marco de un buen partido entre rojinegros y águilas. En las horas posteriores al duelo en la capital jalisciense, las críticas y las conjeturas facilonas se centraron en el arbitraje de Marco Antonio Ortiz, pero en mi jerarquización de acontecimientos van por delante la emoción del juego, la remontada americanista y la irrupción de la nueva contratación crema.
Yo no creo en una predisposición del llamado «Gato» para marcar penales favorables al América. De hecho, hubo una clara pena máxima que no sancionó a su favor por un jalón de camiseta flagrante a Zúñiga dentro del área. Ortiz es uno de los pocos árbitros con temperamento, personalidad e interpretación lúcida del reglamento. Me deslindo de quienes buscan satanizarlo.
Y mientras que el América empieza a carburar, el plantel del Atlas difícilmente alcanzará para lograr proezas importantes en el torneo. Para colmo, en el siguiente partido estará ausente el veterano Aldo Rocha, que fue expulsado tras una violenta entrada sobre el «Chiquito» Sánchez.
Rocha se percató de inmediato de la gravedad de la falta y rumió el haber dejado a sus compañeros en inferioridad numérica cuando el marcador estaba todavía empatado a dos.
Difícil paquete para el argentino Diego Cocca, que fue recibido con enorme cariño por la fanaticada zorra. Los barristas desplegaron un gigantesco telón con el rostro del estratega.
