Hemos visto como a lo largo de los años la moda ha ido transformando el aspecto de los futbolistas dentro del terreno de juego; shorts más largos, camisetas a la justa medida de cada jugador, botines más ligeros con colores diversos, licras para proteger el tren superior y tren inferior, calcetas más ajustadas, e incluso peinados que se vuelven tendencia mundial.
Pero hay algunos artefactos que se vuelven virales aunque su utilidad vayan más allá de lo estético. Es el caso de los llamados sujetadores deportivos, que nada tienen que ver con la moda
Estos tops contienen un sistema de GPS que registra todo lo que sucede y lo que hace el jugador en el campo. Sprint, km recorridos, velocidad, latidos del corazón, momentos de pausa. Está prohibido mentir. Todos estos son datos fundamentales para el cuerpo técnico y staff médico, ya que también puede intervenir o no en la preparación física del jugador en cuestión.
La forma, que recuerda a la de un sujetador, viene dictada por la utilidad y la posibilidad de tener un accesorio ceñido y cómodo debajo de la camiseta.
¿Cómo funciona?
Gracias a la conexión satelital, este instrumento registra todo: movimientos, aceleraciones, cambios de dirección, número de impactos con la pelota, frecuencia cardíaca. El sujetador es un verdadero rastreador de rendimiento. Y uno de los primeros en usarlo en el pasado fue Zlatan Ibrahimovic.
El llamado “sujetador del futbol” se hizo tendencia con el gol del ucraniano Artem Dovbyk en los cuartos de final en la Eurocopa contra Suecia. El delantero de Ucrania festejó de forma efusiva al quitarse la camiseta y mostrar a la grada dicho sujetador. Algunos aficionados pensaron que era moda, otros simplemente sabían que se trataba de ciencia aplicada al deporte.
