Los Chargers son otros cuando tienen a sus receptores sanos. Con Keenan Allen, Mike Williams y Austin Ekeler en plenitud, Justin Herbert volvió a mostrarse como ese quarterback capaz de hacer cualquier cosa, entre ellas, imponerse 23-17 ante unos complicados Dolphins y de paso mantener vivas sus opciones de meterse a la postemporada, al llegar a una marca de 7-6.
El equipo de Los Ángeles aprovechó pronto sus condiciones para poner puntos en el marcador. A un gol de campo de Dicker le siguió un touchdown de Mike Williams, quien terminó como líder receptor del equipo con 116 yardas.
Cuando Miami parecía no encontrar respuestas, apareció la figura de Tyreek Hill, quien en una jugada extraña recuperó un fumble para escaparse más de 60 yardas y llevarlo a la zona prometida.
El partido se apretó y por momentos las defensivas dominaron las acciones, hasta que los Chargers lograron ampliar su ventaja con un acarreo de Austin Ekeler al final del segundo cuarto.
La explosividad de los Chargers a la ofensiva contrastó con lo apagada que lució la de los Dolphins, anémica por segundo partido consecutivo.
Solo fue en un chispazo que Miami se vio como el equipo dominante de las semanas previas, con un bombazo de 60 yardas a Tyreek Hill que metió nervio a los Chargers, pero justo en ese momento apareció la figura de Keenan Allen.
El experimentado receptor apeló a su química con Herbert para conseguir jugadas importantes y terminar el partido con 92 yardas. Cameron Dicker hizo el resto con dos goles de campo que sellaron la victoria. Los Chargers viven en su afán de meterse en la zona de comodines.