La Final del Siglo
Durante la década de los ochenta, época en donde América y Chivas enardecieron la rivalidad del Clásico nacional, hubo un momento en la historia que quedó recordado para siempre. Así como en otras partes del mundo un Real Madrid vs Barcelona es una final soñada en Champions y como fue el Boca Juniors vs River Plate en Libertadores.
Chivas y América hicieron ese sueño de aficionados y mediático en 1984, la llamada final del siglo citó a los dos equipos más populares del país en un encuentro final de liga.
Guadalajara llegaba a la final por segundo año consecutivo, mientras que América estaba en su primera final de la década, que fue la más gloriosa en su historia. El partido de ida se dio en la cancha del Estadio Jalisco, el antecedente de la semifinal estaba fresco, la cual, había sido un año antes.
América se puso arriba en el marcador dos a cero, en los últimos quince minutos, casi como una calca de lo que fue un año antes Guadalajara se acercó y empató el juego en los minutos finales. Las cosas cambiaron de un momento a otro, el embrión anímico era para Chivas.
Llegó aquel 10 de junio de 1984, la tensión reinaba en todo el Azteca, el juego inició con mucha tensión y mucho roce, lógico por el antecedente.
El héroe y el Villano
Al minuto 40 se señaló penal a favor del Guadalajara, Héctor Miguel Zelada derribó en el área a Ricardo Pérez, hoy en día el arquero argentino debía haber sido expulsado, pero en ese entonces la jugada manifiesta de gol no se sancionaba con expulsión.
Fue ahí donde dos personajes quedaron marcados de por vida, uno para bien y otro para mal, Eduardo Cisneros fue el ejecutor del disparo, el cual, puso al lado derecho de Zelada, el argentino lo atajó. Cisneros fue el villano por fallar la jugada más clara del juego, mientras que Héctor Miguel fue el héroe, ahí se convirtiría en el mejor arquero de la historia de América.
Un embrión anímico fue para América, el segundo tiempo hizo suyo el partido, con goles de Eduardo Bacas, Alfredo Tena y casi al final de Javier Aguirre las Aguilas eran campeón por primera vez en la década.
Chivas tuvo otro penal cerca del final del juego, esta vez, Fernando Quirarte fue el ejecutor y él si lo anotó.
Sin duda este es el pasaje más glorioso para el americanismo en los Clásicos, mientras que para el Rebaño Sagrado es el momento más obscuro, que obscureció la carrera de un delantero goleador.