El pasado jueves una noticia sacudió el entorno del futbol mexicano: Javier Aguirre fue nominado al premio The Best como mejor entrenador del mundo en la presente temporada. Un hecho inédito para el balompié nacional, ya que el “Vasco” se convirtió en el primer técnico mexicano en aparecer en esta prestigiosa lista.
Sin embargo, la pregunta surge de inmediato: ¿realmente Javier Aguirre es el mejor estratega del mundo? ¿Está por encima de entrenadores como Luis Enrique, quien llevó al PSG a una temporada histórica? La respuesta parece evidente. Este tipo de reconocimientos consideran muchos factores, pero difícilmente reflejan de forma absoluta quién fue “el mejor” del año.
Aguirre, sin duda, es The Best de México. Nadie le quita el mérito de ser el técnico más exitoso del país a nivel internacional. Ha dirigido en las mejores ligas del mundo, ha estado al frente de selecciones y se ha ganado el respeto donde ha trabajado. Pero de ahí a decir que es el mejor del mundo… hay un largo trecho. Antes de tener un entrenador mexicano The Best, probablemente tendríamos un Papa mexicano.
Este galardón premia los méritos de la temporada, y en ese sentido, los números no le alcanzan. En su carrera, Aguirre suma apenas un título de clubes y tres con selecciones; una trayectoria respetable, sí, pero no al nivel de quienes dominan el panorama internacional.
Si llegara a ganar, sería un hito histórico para México, un logro que quedaría grabado en la memoria colectiva. Pero siendo honestos, no sería un reflejo de la realidad deportiva. Javier Aguirre no es el mejor entrenador del mundo; simplemente es otro ejemplo de cómo en México a veces preferimos creer nuestras propias historias antes que analizarlas con objetividad.
