
¡El Papa Francisco, un apasionado del futbol, nos dijo adiós!
El mundo despertó este lunes 21 de abril con la triste noticia sobre el fallecimiento del Papa Francisco, un líder espiritual cuya humildad y cercanía con el pueblo trascendieron fronteras. Más allá de su papel como Sumo Pontífice, Francisco era un ferviente aficionado al fútbol, una pasión que lo conectó con millones alrededor del globo.
Desde su juventud en Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio, nombre de pila del Papa, cultivó un profundo amor por el Club Atlético San Lorenzo de Almagro. Su afición por «El Ciclón» era bien conocida e incluso tuvo la oportunidad de verlos campeones de la Copa Libertadores en 2014, mismo año en que invitó a una comitiva azulgrana a visitar el Vaticano. Incluso después de ascender al papado, su corazón permaneció fiel a su equipo, convirtiéndose en un símbolo de identidad para los hinchas del club.
El Papa Francisco no solo era un espectador apasionado, sino que también tuvo la oportunidad de conocer a algunas de las más grandes leyendas del futbol. Sus encuentros con Diego Armando Maradona fueron memorables, compartiendo el amor por el deporte y la pasión argentina. De igual manera su cercanía con Lionel Messi, otro ícono del balompié argentino, demostró su interés genuino por el deporte. Sin embargo, para el Papa Francisco, el más grande de todos los tiempos era un brasileño.
«Maradona fue un grande, pero como hombre falló (…) Messi es correctísimo, un señor. Pero, para mí, de estos tres, el gran señor es Pelé»
Más allá de las figuras individuales, el Papa Francisco veía en el futbol un lenguaje universal, un puente entre culturas y una herramienta para fomentar la paz y la unidad. En sus discursos, a menudo destacaba los valores del trabajo en equipo, la solidaridad y el respeto, virtudes que consideraba esenciales tanto en el deporte como en la vida.