Chris Paul está viviendo su última vuelta en la NBA. A sus 40 años, el base que redefinió la posición de “point guard” anunció que la temporada 2025-26 será el cierre definitivo de una trayectoria que, sin necesidad de un anillo, lo coloca entre los más grandes de todos los tiempos.
Desde su llegada en 2005, elegido en el puesto 4 del Draft por los New Orleans Hornets, CP3 dejó claro que estaba construido para dominar. Su lectura de juego, la precisión milimétrica en cada pase y esa capacidad de controlar el ritmo como si la liga se moviera a su velocidad lo convirtieron en uno de los jugadores más influyentes de su generación.
Un recorrido que marcó a cada franquicia
Paul pasó por siete equipos, pero en todos dejó una marca imposible de borrar:
Hornets, Clippers, Rockets, Thunder, Suns, Warriors, Spurs… y su regreso a los Clippers para cerrar un círculo que comenzó en la era Lob City.
Su impacto siempre fue el mismo: elevar la competitividad del equipo, desarrollar a los jóvenes y ser ese líder que ordena, corrige y mejora todo lo que lo rodea. Donde jugó, cambió algo. Donde estuvo, dejó un sello.
Uno de los mejores sin anillo… pero con un legado incuestionable
Si hay una “espina” en su carrera es no haber ganado un campeonato. Pero eso nunca ha sido suficiente para poner en duda su grandeza. Sus números y reconocimientos hablan solos:
- Novato del Año (2006)
- 12 veces All-Star
- 11 selecciones All-NBA
- 9 apariciones en All-Defensive
- Segundo máximo asistente y segundo en robos en la historia de la NBA
- Dos medallas de oro olímpicas (Pekín 2008 y Londres 2012)
Más allá de cualquier estadística, Chris Paul representa la definición de un base puro: pensar primero, ejecutar después; controlar, leer, anticipar. Un jugador que no necesitó ser el más atlético para dominar a los más atléticos.
Back in NC!!! What a ride…Still so much left…GRATEFUL for this last one!! 🤞🏾 pic.twitter.com/1ZaJSqsWRD
— Chris Paul (@CP3) November 22, 2025
Un adiós en su casa emocional: los Clippers
Su decisión de regresar a los Clippers para su última temporada no fue casualidad. Paul quería cerrar su carrera donde nació una de las etapas más icónicas de su vida profesional. Hoy, con 40 años, entiende que cada partido es una despedida y, al mismo tiempo, una última oportunidad para perseguir el anillo que nunca llegó.
Una carrera que cambió la NBA
CP3 no solo acumuló logros: cambió la forma de jugar su posición. Su manejo del balón, su maestría en el pick and roll, su timing, su visión… todo eso redefinió lo que esperamos de un guardia moderno.
Su capacidad para competir en cualquier equipo y volverlos mejores —incluso en proyectos que parecían destinados al fracaso— es parte esencial de por qué su nombre aparece siempre en conversaciones sobre los mejores bases de todos los tiempos.
El final de una era
Chris Paul se marcha después de 21 temporadas y una vida completa dedicada al básquetbol. Sin anillo, sí… pero con una influencia que se siente en cada joven base que entra a la liga creyendo que pensar el juego es tan importante como anotarlo.
Su carrera no necesita un trofeo más para ser histórica.
CP3 ya es, desde hace años, leyenda.