En vísperas de un nuevo ‘Clásico Español’, la afición suele recordar el 21 de octubre del año 2000, día que acabó siendo un día histórico en el Camp Nou. Se vivió un Clásico entre Barcelona y Real Madrid especialmente tenso con el regreso de Luis Figo al inmueble blaugrana, pero en esa ocasión esa vez con la camiseta del eterno rival (Real Madrid).
Meses antes, el portugués, que era capitán del Barcelona, tuvo que dejar el club catalán porque Florentino Pérez ganó las elecciones a la presidencia blanca. Fue su gran carta de presentación. Arrebatar al eterno rival, a uno de sus jugadores insignia. Un futbolista que desde que había llegado a la entidad azulgrana en 1995, se había ganado el cariño de la gente gracias a su conexión con la grada.
Figo, a través de su agente, había firmado un precontrato con Florentino, imaginando que jamás ganaría las elecciones contra Lorenzo Sanz, que venía de ganar la Champions League.
Si rompía su compromiso debería pagar un año de cuota a los socios del Real Madrid. Y el portugués, a cambio de 10.000 millones de pesetas (60 millones de euros) (el fichaje más caro de la historia en ese momento) acabó vestido de blanco.
El ambiente estaba extremadamente crispado desde la llegada del Madrid a la capital catalana. En el hotel, el traslado en autobús hasta el Camp Nou y el calentamiento, fue un infierno para él. El luso no tuvo ni un segundo de respiro en los 90 minutos en que permaneció en el césped.
Los 100,000 aficionados que llenaron por completo las gradas del feudo blaugrana no desfallecieron ni una sola de las numerosas ocasiones en que Figo tocó el balón: una bronca prácticamente constante, como constante e implacable fue el marcaje al que le sometió un Carles Puyol de 22 años, futbolista que esa noche se ganó el respeto y cariño de la afición blaugrana.
Luis Figo salió al campo tapándose los oídos ante la pitada monumental que estaba recibiendo. Un gesto que aún calentó más el ambiente y por el que varios medios de comunicación lo titularon como ‘La bronca del siglo’.
Esa noche, la victoria se quedó en Barcelona (2-0) con goles de Luis Enrique (26’) y el portugués Simao (79’). Con su triunfo en aquel Clásico, el Barcelona llegó a 12 puntos y superó al Real Madrid en la clasificación, que comandaba el Valencia con 13 puntos tras haber derrotado aquel mismo sábado al Zaragoza en Mestalla (1-0).
Sin embargo, al término de la temporada, los madridistas acabaron siendo los campeones, con una amplia ventaja sobre el FC Barcelona, que acabó cuarto, por detrás de Deportivo y Mallorca.